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miércoles, 5 de junio de 2013

UNA HIPÓTESIS SOBRE LA PREVENCIÓN DEL MELANOMA (VI)


Consulta con los dermatólogos

El día cuatro de febrero del 2008  teníamos consulta con la dermatóloga por prurito en una zona de la espalda. Le comentamos que hace unos años se nos quitaron los lunares, quizás por la dermatitis y los alimentos que tomábamos. No se sorprendió ni hizo ningún comentario. Esperábamos que al menos le resultara curioso, pero dado el nulo interés, no nos atrevimos a comentar más. Suponemos que pensaría que confundíamos los lunares con las pecas. Le preguntamos si lo que teníamos en la axila izquierda era una mancha o un lunar. Nos dijo que una mancha y lo miró con el dermatoscopio. Decidió mandarnos al Ramón y Cajal por si procedía extirpación, aunque nos dijo que era benigno. Posteriormente vimos que en el diagnóstico lo calificaba como nevus melanocítico. Le preguntamos si era una mancha porque pensábamos que podía ser un lentigo simple. Está situada en la axila izquierda, por tanto en un lugar donde no da el sol habitualmente, es de color marrón, y sin relieve, diferente a los lunares que nos desaparecieron, que eran marrón oscuro, casi negros, más compactos y con algo de relieve.

Según nuestra experiencia los melanocitos sanos no se afectan porque nos seguimos bronceando, aunque poco ya que somos de piel clara. La reacción que probablemente es inmunológica, no es de tipo vitíligo o del tipo halo nevus, ya que los lunares se secan pero mantienen su color negro y no tienen halo alrededor como el halo nevus. 

Dado que según dice la oncóloga Maria Soledad Soengas, el 75% de los lunares tienen mutaciones, nuestra sospecha es que los lunares que nos desaparecieron tenían mutaciones y que los que nos quedaron (uno en la sien y el otro en la axila, no las tienen o no son de importancia para provocar el ataque inmunológico.

El día 10 de marzo de 2008 tenemos cita con el dermatólogo y vamos con ilusión y dispuestos a contar nuestra historia.

El señor lee el informe y le dice a la chica:

-Nos han pasado la pelota.

Después nos pregunta que nos pasa.

Le comentamos que tenemos un lunar en la axila y que nos envia la dermatóloga por si procede extirparlo. Nos lo mira con el dermatoscopio y nos dice:

- ¿Usted fue al dermatólogo por este lunar ?

-Yo fui porque me picaba la espalda y de paso le enseñé el lunar -le contesto.

-¿Usted quiere quitárselo?

- A mí me da lo mismo.

Le preguntamos si es un lentigo o un lunar. Nos contesta:

-¿Que más le da lo que sea? ¿Usted sabe la diferencia?

Le contestamos que si la sabemos. Nos dice que es nevus melanocítico benigno. Le enseñamos otra manchita marrón que tenemos por encima del omóplato izquierdo y que nosotros pensamos que puede ser un lentigo solar. Nos ha salido posteriormente al año 2003, pensamos que por exposición al sol. También nos comenta que es un nevus melanocítico.

Como hemos ido con intención de aclarar algo las cosas les comentamos que hace unos años nos desaparecieron los lunares, creemos que debido a la alimentación y a la dermatitis que teníamos. La chica nos dice que si no serían pecas. Le contestamos que sabemos la diferencia entre lunares y pecas y que eran lunares.

-¿Tenían un halo blanco alrededor?

-No, eran lunares típicos, de color marrón oscuro, casi negros y un poco abultados.

Como sigue empeñada en que debían ser otra cosa, comenta dirigiéndose al doctor, que podía ser queratosis seborreica.

-Nunca he tenido queratosis -le contesto.

 Le digo que no creo que sea normal que los lunares desaparezcan de repente. Me indica que pueden desaparecer sobre todo por una reacción inmunológica. Está claro que está pensando en los halo nevi, porque insiste en que si tenían cerco. De todas formas, ni siquiera los halo nevi desaparecen en poco tiempo, sino en uno o dos años.

-Usted no se cree lo que le digo, ¿ verdad?

-Yo soy científico y solo me creo lo que veo-, me contesta.

Finalmente le comenta a la chica:

-Este señor saca sus propias conclusiones.

Salimos de la consulta bastante insatisfechos. Los científicos tienen que ser críticos, pero una cosa es ser críticos y otra negar sin motivos. ¿Acaso este señor "tan científico" hizo comprobaciones de todo lo que le enseñaron en la carrera? Todo el aprendizaje se basa en la confianza en lo que nos cuentan o nos enseñan otros. Sería imposible verificarlo todo .
Hasta los reos tienen el beneficio de la duda. Pero "el científico" que nos tocó no tenía dudas ni curiosidades. 

Alimentos y cáncer


En primer lugar indicaremos que oficialmente no se admite que ningún alimento en particular tenga propiedades anticancerígenas.

Si se reconoce el valor anticancerígeno de las frutas, verduras, hortalizas, en general. También se considera que la alimentación es responsable de un tercio aproximadamente de los casos de cáncer. El tabaco es responsable de otra tercera parte. Si consideramos la gente que no fuma, la contribución de la alimentación al cáncer es aún superior a esas cifras. Como sustancia claramente cancerígena está el alcohol. Además se consideran cancerígenas una serie de sustancias producidas durante la manipulación, almacenamiento, cocinado o conservación de los alimentos. Por ejemplo el empleo del ahumado en algunos alimentos, bacón, salmón, queso, produce sustancias cancerígenas.

Como consecuencia del papel preventivo en muchas enfermedades crónicas y cancer se dan recomendaciones generales como el consumo de al menos 5 raciones de frutas, verduras y hortalizas, (en realidad esto es variable dependiendo del valor enérgético de la dieta) consumo de cereales integrales etc.

Paradójicamente, a pesar de lo anterior, hay una serie de alimentos o de componentes de estos a los que se atribuyen propiedades anticancerígenas incluso en libros de nutrición ortodoxa, bien porque se han demostrado asociaciones en estudios epidemiológicos, prospectivos, en animales o in vitro. Un ejemplo habitual es el licopeno, que se considera puede ayudar a prevenir el cáncer de próstata.

Ya en el año 1982 la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos reconocía el papel preventivo de algunos grupos de alimentos: "hay suficiente evidencia para admitir que ciertos vegetales ricos en caroteno y las crucíferas son capaces de reducir la incidencia de cáncer de distintas localizaciones en la especie humana."

 Sin embargo los efectos de las crucíferas aún no están claros ya que en estudios en animales han demostrado que si se toman antes o al mismo tiempo que un cancerígeno protegen del cáncer pero si se toman después del cancerígeno lo favorecen (1). 

Después de los comentarios  del post anterior y de este podemos hacer una distinción en los alimentos vegetales: las sustancias con función nutritivas, (proteinas, grasas, glúcidos, minerales, vitaminas y agua) y el resto de las sustancias no nutritivas o compuestos bioactivos . Estos son abundantes, variados y con diferentes funciones, la mayoría desconocidas o poco conocidas.  Por ejemplo, Grande Covián dice que la patata tiene unas 150 sustancias, de las cuales solo un tercio tienen una función nutritiva conocida.  


Recientemente el oncólogo francés David Khayac ha propuesto una decena de alimentos que no deben faltar en un régimen anticancerígeno: ajos, cebollas, vino tinto, tomate, te verde, granada, cúrcuma, selenio, fibra y quercetina.  En su libro "La biblia contra el cáncer" pensamos que dice cosas muy interesantes, sin embargo parece que algunos científicos lo consideran poco serio. 

Si consideramos que hay miles de compuestos bioactivos en los alimentos, parece lógico pensar que sus efectos en el cuerpo sean variables. Una  característica de algunas sustancias no nutritivas es su capacidad antioxidante que protege a las células de los daños provocados por los radicales libres. La capacidad antioxidante, y la cantidad y variedad de sustancias no nutritivas es muy variable de unos alimentos a otros. Por ejemplo el nivel de antocianinas varía de 0.25 miligramos por 100 gramos de las pera a 500 miligramos por 100 gramos de los arándanos. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos recomienda un consumo de antioxidantes diario de 3000 a 5000 ORAC (capacidad de absorción de radicales de óxigeno) que está por encima del consumo medio en este país que es de unos 2000 ORAC.  Últimamente se está comprobando que muchos efectos atribuidos a las propiedades antioxidantes en realidad dependen de otras propiedades.

Otra cuestión importante es que en muchos alimentos (sobre todo  procedentes de vegetales u hongos) se encuentran mezcladas sustancias tóxicas o perjudiciales de algún modo, con otras beneficiosas .

Compuestos bioactivos

"Los compuestos biológicamente activos o bioactivos son metabolitos secundarios 
que se pueden encontrar en plantas, alimentos de origen animal, bacterias y hongos, 
que no se consideran nutrientes, al aportar beneficios para la salud distintos de los 
aspectos nutricionales básicos, pero afectan los procesos fisiológicos, las funciones 
del organismo y el estado de salud, siendo preventivos de muchas enfermedades. 
entre ellos distinguimos compuestos fitoquímicos, prebióticos y probióticos (2)."

Los compuestos fitoquímicos los podemos agrupar en tres clases: compuestos fenólicos, compuestos azufrados y terpenoides.

Compuestos fenólicos: Se dividen a su vez en dos grupos, compuestos fenólicos simples y polifenoles.

Los polifenoles incluyen flavonoides, estilbenos, curcumoides y lignanos.

Uno de los grupos más abundantes, los flavonoides, se dividen en antocianidinas            flavonas, flavanoles, flavonoles,flavononas e isoflavonas . 

Aunque muchos tóxicos de las plantas se piensa que el cuerpo puede eliminarlos o neutralizarlos, si no se toman en gran cantidad, esto no lo vemos claro. Pensemos por ejemplo en una sustancia química, la sal, que el cuerpo puede eliminar aparentemente sin problemas. Sin embargo su consumo continuado conduce a la hipertensión a gran número de personas. ¿Cómo podemos estar seguros de que otros productos, que aparentemente son más peligroso que el cloruro sódico, no tienen efectos a largo plazo.


Como comentamos en el artículo anterior, no se descubrió el efecto tóxico de la seta de los caballeros, la producción de rabdomiolisis, hasta el año 2006 . 

Quizás, con el tiempo haya que quitarles los sustancias dañinas a algunos alimentos o disminuir su concentración.  Veamos un caso en que se ha hecho.

Las gachas, es un plato típico, manchego, elaborado con harina de almortas. La almorta,                 Lathyrus sativus, es una legumbre que resiste condiciones adversas y que se utilizó mucho, sobre todo después de la Guerra Civil Española. Su consumo en abundancia provocó muchos casos de latirismo. El latirismo es " una enfermedad caracterizada por una parálisis progresiva, comenzando por una debilidad o incapacidad para mover las piernas, que podía llevar a la muerte si la enfermedad progresaba. También podía provocar malformaciones óseas. La principal culpable de dicha enfermedad era la neurotoxina presente en las almortas (ODAP) que provocaba un daño neuronal evidente, especialmente en la médula
espinal." (3)

Actualmente se han conseguido variedades de almortas con una cantidad de neurotoxina (ODAP) inferior al 0.15% que las autoridades sanitarias consideran que no es peligroso si las almortas se consumen esporádicamente.




Algunos descubrimientos recientes

Como uno de los própositos de estos comentarios es tratar de convencer de que lo que contamos es cierto y de  que los alimentos tienen más funciones que la estrictamente nutritiva, señalamos dos estudios recientes que corroboran esta afirmación.

Un estudio de la universidad LDHP en Long Island ha demostrado que el carvacrol del orégano produce apoptosis en las células tumorales de la próstata.

Otro, que consideramos el más importante porque demuestra como actua a nivel molecular, un fitoquímico es el llevado a cabo en la Universidad Estatal de OHIO (4).






Se ha comprobado que la apigenina, contenida en el apio. el perejil y la manzanilla además de en muchos otros vegetales, puede volver mortales o más susceptibles a la quimioterapia las células del cáncer de mama. Se ha visto que la apigenina interactúa con 160 proteínas en el cuerpo. 





Bibliografía

1- http://lpi.oregonstate.edu/infocenter/phytochemicals/i3c/#cancer

2http://www.fen.org.es/imgPublicaciones/31032013124951.pdf

3- http://medtempus.com/archives/el-limbo-sanitario-de-las-gachas-manchegas/

4-http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23697369



5 comentarios:

  1. Muy interesante. Siempre aprendo algo cuando leo tus artículos. Me gustaría, si es posible, que me explicaras por qué en el proceso del ahumado se producen sustancias cancerígenas y si se conoce cuál es la cantidad que hay que ingerir de estos alimentos para que estas sustancias puedan ser peligrosas. Muchas gracias.

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    1. Soledad, cuando se queman maderas a más de 400 ºC se producen hidrocarburos aromáticos policíclicos como el benzopireno, que son sustancias cancerígenas. Con el ahumado parte de éstas pasan a los alimentos. Ahora hay métodos de ahumado que consiguen pasar el aroma y sabor del humo a los alimentos, pero previamente le han quitado las sustancias cancerígenas al humo, (condensados de humo).
      El hollín de las chimeneas, resultado de la acumulación de las sustancias contenidas en el humo, fue el segundo carcinógeno descubierto. Lo descubrió el cirujano Percivall Pott en 1775. Producía cáncer de escroto en los deshollinadores, que normalmente eran niños o adolescentes. Se producía por contacto del hollín con la piel del escroto, donde producía una úlcera, (conocida como úlcera de hollín) y finalmente cáncer.
      Respecto a la segunda pregunta, y dado que el contenido de carcinógenos en los alimentos puede ser muy variado, no creo que haya una cantidad mínima o máxima de consumo recomendada. Se aconseja un consumo esporádico.
      Un abrazo, Julián

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  2. Muchas gracias por tu explicación. Se nota que sabes un montón. Procuraré consumir productos ahumados muy de vez en cuando. Un saludo.

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  3. Hola, Julián,

    la primera parte de tu articulo me ha recordado a entrevistas similares que mantuve con algún oncólogo, y cuyo recuerdo me sigue provocando la sensación de que eliminar la modestia ante la naturaleza es una mala idea. Erradicar la idea de los médicos de que sus sistemas aún no pueden (y tal vez no podrán explicar nunca) el mundo, y que hay cosas que, simplemente, permanecen inexplicadas pero no por ello son inexplicables.

    La segunda parte es una buena manera de recordar cómo los alimentos no son más que conglomerados químicos que producen reacciones bioquímicas y que, por tanto, es absurdo pensar que no puedan desencadenar a la larga procesos que dependerán de la naturaleza y dosificación de dichas sustancias.

    Un saludo

    Alfonso

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    1. Gracias, Alfonso. Otro ejemplo que apoya tu opinión y la mía, es la naranja amarga. Después de escribir los dos post, que supongo habrás leído, consulto información sobre el linalool, uno de los componentes del aceite esencial de naranja. resulta que el linalool es ansiolítico y antidepresivo. Su poder anticonvulsionante es superior a la fenitoína, un farmaco contra la epilepsia.
      Por cierto, si puedes, lee la historia de Jack Dreyfus y la fenitoina, te sorprenderá.
      Un saludo

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